Lo que quieres no es lo que necesitas
Se llenó de enemigos. Traicionó, incluso, a su mejor amigo y mentor. Todo con tal de convertirse en director general de la empresa.
Había trabajado por años bajo la sombra de su amigo. La verdad es que era Juan quien hacía todo el trabajo tras bambalinas, mientras Adrián se colgaba las medallas.
Adrián era popular y cercano a la gente. Juan era hosco y de pocas palabras.
Un día, en afán de cuidar esta popularidad, Adrián se reunió con un grupo de directivos que se quejaban por malos manejos en las prestaciones que les daba la empresa. Se asumió como líder de esas demandas y organizó una reunión con todos los empleados para escuchar de viva voz lo que pedían. Su plan, decía, era generar luego un pliego petitorio y presentarlo ante los dueños.
Adrián fue despedido al día siguiente. Los dueños consideraron un acto de traición que organizará esa reunión con toda la empresa, sin consultarlo con ellos.
Fue Juan quien les había dado el aviso. Su traición fue premiada con lo que siempre deseó: se volvió el nuevo y flamante director general.
Pero no fue fácil. Empezaron ahí años de desvelos, estrés, angustia y hasta un divorcio. Juan había sacrificado todo para triunfar en ese puesto que le daba poder, prestigio y dinero. Fue ambicioso, soberbio y tramposo. Todo, con el afán de no perder lo que él creía indispensable en su vida.
Varios años después Juan también fue despedido cuando cayó de la gracia de los dueños. Estaba solo. Se había llenado de enemigos y nadie quería darle trabajo. Fue cuando descubrió que lo único que de verdad le importaba era su exesposa y la buscó.
Juan ya no dirige una gran empresa ni tiene poder, pero pasa días más apacibles al lado de la persona que ama.
Te cuento esta historia como simple ejemplo de que muchos de nosotros perdemos de vista lo que importa en nuestras vidas. Creemos que lo que deseamos es lo que necesitamos, pero no es así.
Ya lo dijo el filósofo Epicuro: “¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.”
Un mundo infeliz
¿Te ha pasado que te matas por conseguir algo y cuando lo logras te sientes vacío de nuevo? Epicuro dice que la infelicidad proviene de nuestra insatisfacción permanente. “El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada”, dijo.
Nos provoca angustia y nos quita la alegría esta permanente carrera por alcanzar la próxima meta, por conseguir el nuevo puesto, un nuevo cliente, una nueva inversión. Pensamos que la felicidad está al otro lado, una vez alcanzada esa meta, pero no es así. La felicidad ya está en nosotros ahora mismo, por el simple hecho de estar vivos.
“No hay camino a la felicidad, la felicidad es el camino”, dice el maestro Thich Nhat Hanh, escritor, activista, poeta y monje budista de origen vietnamita.
Te escribo estas palabras mientras yo mismo busco la manera de no ser uno más de esos que corren toda la vida persiguiendo la felicidad para darse cuenta que siempre la tuvo a su lado.
Trato de recordar todos los días las palabras de Thich: “El momento presente está lleno de alegría y felicidad. Si estás atento, lo verás.”
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